Thursday, March 22, 2007

El debate Dawkins contra Collins

El siguiente texto es una traducción de un resumen del debate recientemente sostenido entre Richard Dawkins y Francis Collins. Los temas que ahí se tratan ilustran los puntos de vista encontrados entre dos científicos que mantienen las más extremas posturas en el espectro religioso. He encontrado varios argumentos interesantes de ambos lados y algunos comentarios del autor del resumen que creo que vale la pena apuntar. Lo que sigue a continuación es mi traducción.

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El debate Dawkins contra Collins
Por Gary J. Whittenberger

“Dios contra la ciencia” fue el título de un debate publicado en la edición del 13 de noviembre de 2006 de la revista TIME entre el bien conocido científico Dr. Francis Collins, quien es cristiano, y el Dr. Richard Dawkins, que se define como ateo. Éste artículo reportó un animado intercambio de ideas entre estos dos pesos pesados de la ciencia, los cuales contestaron diferentes preguntas planteadas por un moderador acerca de diferentes aspectos relacionados con la religión y la ciencia. Tanto escépticos como creyentes deberían leer el artículo original. Sin embargo, este ensayo resumirá los aspectos más importantes del artículo de TIME y ofrecerá comentarios desde el punto de vista escéptico.

En el primer intercambio del debate, Dawkins y Collins aparentemente convinieron en que la proposición “Dios existe” tiene que ser, o bien verdadera o bien falsa, pero no ambas. Dawkins indicó que la ciencia es una herramienta apropiada para responder esta cuestión, pero en ese punto Collins discrepó: “Desde mi perspectiva, Dios no puede estar completamente contenido en la naturaleza, y por lo tanto la existencia del dios está fuera de la capacidad de la ciencia de realmente sopesarlo.”

Collins empieza con el pié izquierdo, cayendo en una pequeña petición de principio; asumiendo de antemano la existencia de Dios desde el principio sin presentar ninguna evidencia de la misma. Sin embargo dejó abierta la puerta trasera para que la ciencia pueda en cierta forma sopesar la existencia de Dios. Cuando dice que “Dios no puede estar completamente contenido en la naturaleza,” está aceptando implícitamente que Dios puede estar parcialmente contenido dentro de la naturaleza, lo cual lo hace susceptible al análisis científico. Por otro lado, Collins asume que Dios está parcialmente contenido fuera de la naturaleza. Dado que somos parte de la naturaleza, ¿Cómo podríamos ser capaces de asomarnos a ver qué si existe algo al otro lado? Es común en los defensores de las religiones como Collins manejar conceptos como “fuera de la naturaleza” o “sobrenatural” pero siempre omitiendo presentar evidencia de que exista algo “sobrenatural”. Al inventar una categoría denominada “sobrenatural” y clasificar ciertas ideas hipotéticas en ella, esperan proteger esas ideas de la necesidad de ser demostradas con evidencia. Dawkins indicó que antes de que la teoría de la evolución fuera desarrollada, se creía que la idea de Dios era necesaria para explicar la complejidad, el propósito, la belleza, y la elegancia de la vida. Pero la teoría de la evolución demostró que la hipótesis de Dios era innecesaria como explicación. Collins respondió diciendo que un Dios, estando “más allá de la naturaleza” y por lo tanto “fuera del espacio y del tiempo,” habría podido diseñar y echar a andar la evolución en el mismo momento de la creación del universo. Aquí Collins falla al no considerar todas las consecuencias de inventar un reino o estar “fuera de la naturaleza.” Una característica importante de naturaleza es su orden. ¿Si Dios estuviera “fuera de naturaleza,” no estaría él “fuera de ese orden”? Si así fuera, esto lo imposibilitaría para tener todas las tendencias del comportamiento maravillosas, tales como la perfección, que comúnmente se le atribuyen. Collins está demasiado involucrado con la expresión de que Dios está “fuera de espacio y de tiempo.” ¿Qué significa esto? ¿Tiene sentido decir que algo existe fuera de espacio y de tiempo? Cuándo usamos el término “existir” a algo, ¿No estamos queriendo decir que podemos observar sus efectos en el espacio y el tiempo? ¿Hemos observado alguna vez algo que esté fuera del espacio y del tiempo? Collins parece haber caído en las movedizas arenas de la contradicción. Aun si nos quedamos por un momento en la extraña noción de que Dios podría existir “fuera del tiempo”, pronto nos vemos conducidos a la conclusión de que él no podría realizar una serie de acciones, incluyendo el acto particularmente espectacular, atribuido a él, de la creación del universo.

El tiempo es la medida de cambio. Si no hay tiempo, no hay cambio. Si no hay cambio, no hay acción. Si no hay acción, no hay creación. ¡Si Dios existiera fuera de tiempo, él sería impotente para hacer cualquier cosa! Al insistir en que Dios existe “fuera de la naturaleza,” Collins reduce considerablemente este lugar sobrenatural hasta no dejar prácticamente sitio para la acción de Dios.

En respuesta, Dawkins indicó que sería extraño que Dios haya escogido crear a los seres humanos por medio de un proceso de 14 mil millones de años de evolución. Collins respondió a esto afirmando que esta forma indirecta de crear seres humanos no sería tan extraña para un Dios que no tiene el propósito de hacer que “su intención completamente obvia para nosotros.” Collins postula un Dios del tipo más bien sutil que no desea darnos mucha información acerca de su propia existencia. Respondiendo en consecuencia a Dawkins, Collins expresó “si Él prefiere ser una deidad a la cual debemos buscar sin ser obligados a ello, ¿No sería más lógico para Él usar el mecanismo de la evolución sin dejar claras señales que revelaran su propio rol como creador?” ¿Cuál sería el problema con “dejar esas claras señales“? ¡Collins obvia la respuesta al asumir que Dios de esta manera nos estaría forzando simplemente a ¡creer en él!

Collins parece respaldar la dudosa noción de que al dar información clara a inequívoca a la gente, Dios la estaría forzando tomar cierta línea de acción. Si actuáramos como ese Dios que Collins describe, evitaríamos dar “claras señales” y esconderíamos a los adolescentes la información clara sobre la conexión entre los cigarrillos que fuman y el cáncer de pulmón de modo que los no se sintieran forzados a dejar de fumar. Más que al Dios sutil que Collins describe, Dawkins desafía al Dios tradicional. És claro que tanto la existencia de una ineficacia en la evolución como los “errores del diseño” a que conduce, son contrarios a la idea tradicional de Dios como un ser omnisciente, omnipotente e infinitamente benevolente. Esta clase tradicional de Dios operaría más probablemente por medio del creacionismo, pero ésta hipotética forma de actuar no tiene ningún apoyo en la evidencia observada por la biología, la genética, la geología ni la cosmología.

Collins y Dawkins ofrecieron a continuación sus diferentes puntos de vista sobre el “ajuste-fino” de nuestro universo. Según éste concepto, si cualquiera de la media docena de “constantes físicas” de nuestro universo estuviera levemente apartada de su valor real, la vida tal y como la conocemos, incluyendo la vida humana, simplemente no existiría. La terminología se hace un poco confusa en este punto ¿Cómo puede algo que es constante ser diferente de su valor real? Cuando los físicos y los cosmólogos hablan de una “constante física” se refieren a un factor físico que tiene cierto valor (representado por un número particular) el cual es constante para diferentes tiempos y lugares en nuestro universo pero que podría posiblemente variar en diferentes universos, si es que existen otros universos. Una constante física tendría el mismo valor en cualquier universo dado, pero podría de un universo a otro.

Dawkins propone dos explicaciones posibles para los valores de las constantes físicas que encontramos en nuestro universo. Una de ellas consiste en asumir que estas constantes no podrían ser diferentes de cómo son; son simplemente como son y ya. La otra explicación consiste en asumir que nuestro universo es apenas uno de una enorme cantidad de universos. Dentro de este gran ambiente mulitversal, sólo existen algunos pocos universos que contienen las constantes físicas en los valores adecuados para el desarrollo de la vida, y el nuestro es uno de éstos. Collins habló sobre la improbabilidad de las constantes físicas, de la vida, y del surgimiento de la vida humana, sugiriendo un ser superior que selecciona dichas constantes físicas para ser tal cual son. Dios “ajustó” el universo para hacer posible la vida. Al respaldar su propia explicación, Collins omite la primera hipótesis mencionada por Dawkins y busca minimizar la segunda. Y afirma que la aplicación de la navaja de Occam conduce a favorecer la hipótesis del Dios-ajustador. Dawkins respondió diciendo que la hipótesis de Dios, aunque no imposible, es realmente más improbable que el universo diseñado para explicarla. Sin embargo, aboga por mantener la mente abierta cuando afirma que “es una honesta pregunta científica para descubrir de donde viene esta aparente improbabilidad.”

Aunque Dawkins parece presentar los dos mejores alternativas actualmente disponibles a la hipótesis de Dios de Collins para explicar los valores de las constantes físicas que permiten la vida en nuestro universo, tanto él como Collins parecen aceptar sin sombra de escepticismo la proposición de que “nuestro universo es improbable”. Pero ¿Cómo pueden asumir esto? En mi opinión, asumen esto por una
aplicación errónea de la teoría de las probabilidades. En la discusión utilizaron la “constante gravitacional” como un ejemplo. Observaron correctamente que si la constante gravitacional (G) fuera diferente en una parte en cientos de billones, entonces la vida, tal como la conocemos, no sería posible en nuestro universo. Podemos Imaginar un rango de valores entre X y Y dentro del cual el actual valor de G esté incluido (X≤G≤Y) y en el cual la vida fuera posible en nuestro universo. De manera inversa, podemos imaginar un rango de valores fuera del rango de X a Y (es decir Y) para el cual la vida no fuera posible en nuestro universo. Dawkins y Collins saltan a la conclusión de que, puesto que el primer rango de valores es tan pequeño comparado con el último, nuestro universo tiene por fuerza que ser raro o improbable.

Al razonar así, no solo están omitiendo la idea de que otra cierta clase de vida (“la vida como no la conocemos”) pudiera ser posible fuera del rango de X a de Y, así como la idea de que puede haber un número infinito de valores entre X y Y para los cuales la vida podría ser posible en nuestro universo, pero más importante aun, también asumen que conocen algo fundamental acerca de una población de universos. Para concluir que un elemento particular con una cierta característica es improbable, deberíamos conocer por lo menos dos hechos acerca de la población de la que dicho elemento se ha tomado como muestra: debemos saber cuántos elementos con esa característica hay en la población y cuántos sin ella existen en la misma población (o alternativamente, cuántos elementos hay en conjunto en la población). A partir de ese conocimiento podemos delinear inferencias válidas sobre las probabilidades de diferentes muestras. El problema es que ni Dawkins ni Collins ni ninguna persona conoce estos hechos acerca de cualquier posible población de universos de entre los cuales el nuestro en particular haya podido ser tomado como muestra.

De hecho, no sabemos si existe algún otro universo o no. Sin el conocimiento de otros universos, Dawkins y Collins aplican mal la teoría de las probabilidades para concluir que nuestro universo es raro. Dado que inician con una suposición sin bases, sus posteriores especulaciones a lo largo de esas líneas no pueden llegar muy lejos. Aun si supiéramos de cierto que un universo que soporte la vida es improbable, lo cual es obvio que no sabemos, una selección inteligente entre todos los universos posibles (la hipótesis de Dios) es una peor explicación para nuestro universo particular que la hipótesis de una simple selección aleatoria.

Se debe decir más acerca de la argumentación de Collins de que la aplicación de la navaja de Occam respalda la hipótesis de Dios por encima de la hipótesis del multiverso. No. La hipótesis de Dios es menos parsimoniosa que la hipótesis del multiverso por dos razones:

1. Inventa completamente un nuevo tipo de entidad, un ser sobrenatural “fuera del tiempo y del espacio” que sería innecesario con la hipótesis del multiverso, y

2. Conduce al clásico problema de la regresión infinita. Si debe existir algo fuera de nuestro universo, es decir Dios, para explicar la existencia del mismo, entonces debe existir algo fuera de Dios, digamos “Z,” para explicar a Dios. Lo cual hace ahora necesario explicar a “Z” y así hasta el infinito.

En un punto de la discusión Collins mencionó que quienes interpretan el génesis de manera literal llegan a conclusiones que contradicen los descubrimientos científicos, especialmente en lo relativo a la edad de la tierra y la forma en que las especies se relacionan. Aludiendo a San Agustín y comentando el libro del génesis, Collins expresa que “no fue concebido originalmente como un libro de texto científico. Fue pensado como una descripción acerca de quien era Dios, de quienes somos nosotros y de cual se supone que debe ser nuestra relación con Dios”. Es tan probable o más probable que el redactor del génesis pretendiera que su narrativa fuera una descripción exacta de lo qué sucedió durante la creación que hubiera intentado narrar en sentido metafórico, figurado, o alegórico. Collins logra evitar la conclusión de que la biblia no sea probablemente la “palabra del dios” asumiendo una interpretación no-literal de la misma. Dawkins sugirió que al defender la evolución de sus colegas fundamentalistas Collins estaría teniendo un conflicto interno, algo que él apenas debería evitar.

El debate dio entonces un giro hacia una discusión sobre los milagros. El moderador preguntó: “Dr. Collins, la resurrección es un argumento esencial de la fe cristiana, pero esto, junto con la inmaculada concepción y los milagros menores, ¿No atentan de manera determinante contra el método científico?”. Habría sido mejor que la pregunta hubiera sido planteada de otra manera, preguntando si no es más bien el método científico el que atenta o imposibilita la creencia en la resurrección, la inmaculada concepción y en los milagros. Sin embargo, Collins respondió que una vez que se acepta la existencia de Dios, no es irracional esperar que Dios pueda intervenir ocasionalmente en el mundo de manera milagrosa, y que si se acepta el carácter divino de Jesús, entonces la resurrección deja de ser “un gran salto por encima de la lógica”. Pero éstos son “condicionantes mayores” y, aunque Collins intente demostrar que son plausibles, lo hace sin ofrecer ninguna evidencia para respaldar que sean probables.

Los debatientes expresaron diversas opiniones acerca de los sentimientos y comportamientos altruistas. Collins dijo que hay una buena explicación para ciertos altruismos, como los que impliquen ayudar a miembros de la familia que comparten nuestra ADN o a otras personas de quienes esperemos ayuda recíproca dado el caso. Pero expresó que no hay una buena explicación naturalista para el tipo de altruismo como el exhibido por personas como Oskar Schindler quien proporcionó seguridad a los judíos durante el régimen Nazi. Pareciera que algunas veces la gente arriesga su vida y, en el proceso, también sus genes para ayudar a extraños de quienes no tiene ninguna expectativa de recibir ayuda en forma recíproca. Collins asumió que este altruismo es una señal de la existencia de Diós, así como un regalo de él. Dawkins afirmó que el altruismo, en casos como estos, es una especie de reminiscencia de épocas antiguas en las que tenía valor para la supervivencia de gente que vivía en comunidades pequeñas. Pero más allá del altruismo, Collins señaló a la existencia de una “ley moral” o de los “absolutos… del bien y el mal” en la especie humana como evidencia de la existencia de Dios. Esta moralidad entre humanos se supone que demuestra que, más que solo ser un creador del universo, dios cuida de nosotros. Dawkins respondió que el bien y el mal no existen como entes independientes, sino como las cosas buenas y malas que le ocurren a las personas.

La discusión de la “ley moral” de Collins' es otra variación del tema del “dios de los vacíos”. Si la ciencia todavía no llega a la explicación completa de cierto fenómeno, entonces debe haber un ser superior tras bambalinas, causando lo que está en los vacíos que la ciencia no puede explicar. El gran problema con este enfoque es que tiende a contraponerse al estímulo para investigar a fondo. Además de eso, Collins no pierde la obligación de presentar evidencia positiva de la existencia del dios en lugar de basar su argumentación en las debilidades aparentes de las actuales hipótesis contrapuestas. La idea de Collins de una “ley moral” es prematura y demasiado rígida si se toma en cuenta la diversidad de normas morales existentes en diferentes áreas geográficas, culturas, etnias y religiones. Los principios morales existen debido a que los seres humanos están constantemente decidiendo cual debe ser su comportamiento, especialmente con los demás, y existen algunas coincidencias en estos principios, pero esto difícilmente puede ser considerado como una “ley moral.” De hecho, la ausencia de una “ley moral,” es decir, un sistema universalmente convenido de normas morales, es más compatible con la no-existencia de Dios que con su existencia. ¿O acaso un Dios infinitamente sabio, infinitamente poderoso, e infinitamente bondadoso habría revelado un código moral universal a toda la gente desde el principio de nuestra existencia como especie y lo había reforzado con sesiones del entrenamiento potenciador en cada generación? Al intentar explicar el porqué de su apoyo a la apertura a nuevas variedades de células troncales, en contraste con una gran cantidad de otros creyentes, Collins presentó una argumentación confusa y casi incoherente de la relación entre la fe y la razón: La “fe no es lo opuesto a la razón. La fe se apoya perpendicularmente en la razón, pero con el componente agregado de la revelación.” Una parte de la dificultad con esto es que el término “fe” tiene diversos significados y, desafortunadamente, Collins se muestra claro sobre qué significado está adoptando. La “fe” puede referir a una religión o a una cosmovisión, como cuando decimos “mi fe es el Islam”, se puede referir a una actitud de confianza como cuando manifestamos “tengo fe en mi doctor” o se puede referir a cuestiones de creer sin evidencia o descartando la evidencia existente. Es este último significado el que contradice la afirmación de Collins de que “la fe no es opuesta a la razón.” La razón implica aceptar proposiciones a partir de o en proporción a la evidencia disponible, por lo que, si no son completamente término opuestos, la fe y la razón son ciertamente incompatibles. Además ¿De qué manera el agregar la “revelación” a la mezcla puede ayudar? La revelación no es un método independiente de obtención de conocimiento inmune a la luz de la razón. No deja de ser necesario un estudio atento del “libro santo” a la luz de las evidencias antes de afirmar que contiene “revelaciones” de un ser supremo.

En su conclusión Collins indica que está interesado en muchos “porqués”, preguntas para las cuales él cree que las respuestas no pueden venir de la ciencia sino del “reino espiritual”. Dawkins, por su parte, en su conclusión expresa su duda de que los descubrimientos futuros de la ciencia lleguen a apoyar alguna de las creencias de las religiones tradicionales, creencias que él califica como parroquiales, pero que son sin embargo dignas de cierto respeto. Y con esa nota conciliatoria, terminó el debate.

Pero ¿Quién ganó el debate? Desde la perspectiva del estilo o de la forma de expresarse, quizás haya ganado Collins. Por momentos, Dawkins se tornaba algo irritable y agresivo. No sólo se refirió a los fundamentalistas como “payasos”, sino que varias veces acusó a Collins de “salirse por la tangente”. Collins, por su parte, se parecía más seguro de sí mismo y caballeresco en su estilo interpersonal. Desde la perspectiva del contenido o de la validez de los argumentos, Dawkins ganó de-calle el debate. Hizo varias anotaciones en las que Collins parecía desamparado al refutar. Collins no pudo demostrar haber encontrado una conciliación satisfactoria entre la religión y la ciencia, entre la fe y la razón, o ni siquiera que tal proyecto sea posible. Sobre todo, el debate proporcionó reflexiones útiles en el hoy candente pero siempre vigente tema de ciencia contra religión.

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Agradezco a Michael Shermer, editor del boletín Skeptic, el permiso para traducir este texto.