Wednesday, February 18, 2009

El Universal da la nota de una estafa para luego cultivar más crédulos

Por medio del periódico “El Universal”, a través del lector de feeds de Google (Google Reader), me entero de que un tipo engañó a varias personas aprovechándose de su credulidad. Se trata de un tal Andres Miller, que afirmaba tener dones mágicos y facultades curativas y que timó a varios incautos pidiéndoles dinero con la promesa de curarlos de sus males y devolverles después el dinero, pero cuando los clientes regresaron por el dinero, el “doctor” se había escapado.

Continúo leyendo, y me entero que por el mismo medio se promueve la credulidad, ya que el mismo diario ofrece regalar un libro sobre ángeles y ovnis, a cinco lectores que respondan preguntas relacionadas con la autora, los ángeles y los ovnis.

El libro en cuestión fue escrito por Lucy Aspra, a quien el periódico presenta como “angelóloga”, o sea, una persona que se dedica a estudiar a los ángeles. En el sitio web La Casa de Los Ángeles, se muestra la actividad de esta escritora. Quien tenga la paciencia de leer mientras el puntero del ratón es acosado por un angelito volador, puede llegar hasta la sección de Experiencias Angelicales, y observar como una pareidolia es mostrada como evidencia de la visita de uno de estos seres de bondad:

“Las imágenes hablan por sí solas.

La primera imagen corresponde a la publicación del diario de Oaxaca donde no se hace mención a la etérea imagen que aparece al fondo. Una vez que se terminó la figura, Luis Ramírez Reyes, gran amigo y extraordinario comunicador, hizo un reportaje sintetizando la historia y mostrando la figura dentro de un óvalo como se ve en la segunda imagen: La presencia virginal "extrañamente sólo aparece en la fotografía que publica el periódico, de muchas que hubo, sin que se dieran cuenta ni siquiera los responsables

Extraño o ¿milagrosamente?, apareció la conocida y muy querida por infinidad de personas Lucy Aspra fundadora de la prestigiada "Casa de Los Ángeles" en la Ciudad de México, y la anfitriona Isela Sedano.
Cabe mencionar que la imagen no fue captada por ninguno de los presentes, en el recinto de la disertación. Sólo por el lente del fotógrafo de prensa de la localidad.”


Lo razonable, sería pensar que lo que se observa en el fondo es algo tan cotidiano como un trapo sobre algún otro objeto, y que ninguno de los presentes notó nada extraño porque se trataba de cosas comunes y corrientes de esas que nadie voltea a ver, pero que, al ser impreso en el periódico local, mostraba desde el ángulo en que se tomó y al bajar la calidad de la imagen, una forma difícil de precisar que el cerebro intenta relacionar con algún objeto conocido. Pero no seamos tan razonables y mejor afirmemos que la imagen habla por sí sola.

También sería razonable dudar de un doctor sin título y que afirma que multiplicará el dinero que se le entregue, por medio de dones mágicos.

Hay además una imagen al pie de la cual se expresa que es la manifestación de un Ser de Luz.

“La fotografía que aquí se presenta, muestra al ángel con las alas hacia arriba en una actitud que expresa cordialidad y disponibilidad para ofrecer protección. La imagen apareció en una fotografía tomada durante el evento en la que en medio de destellos de colores y reflejos solares, y a una altura aproximada de dos metros, el ángel figuró cerca de algunos asistentes. En relación a esta aparición, Lucy Aspra, conocida por el impulso que ha dado a la creencia en la existencia de los ángeles y su intercesión en nuestra vida, opina que estas apariciones acontecen eventualmente en momentos de gran emotividad positiva, y nadie mejor que los niños, en este caso del orfanato, para crear las condiciones propicias para que los ángeles logren manifestarse de una u otra manera. Muchas deben ser las ocasiones en las que por medio de fotografías, se logran captar involuntariamente imágenes de ángeles.”


Cualquiera que haya usado una cámara fotográfica sabe que si se toma una foto en contra de una fuente de luz, aparecen resplandores como esos. Sin embargo para Lucy Aspra, ese resplandor en particular es la manifestación de un ser de luz que viene a … manifestar su luz, supongo.

No me parece mal que un periódico regale libros. Lo que me parece de risa loca es que precisamente regale un libro que promueve el esoterismo y la creencia en lo sobrenatural, unos minutos después de que publica la noticia de que un esoterista defraudó a unos crédulos. No niego que cada quien tenga el derecho de creer en lo que se le antoje, pero tratándose de medios de comunicación, lo menos que esperaría sería que analizaran las consecuencias de lo que promueven.

Thursday, February 12, 2009

Pasajeros en el Beagle


Existen muchas cosas que desconocemos. La historia de la humanidad es la aventura de un grupo de seres que llegamos desnudos a un lugar extraño y hostil, acerca del cual, la mayor parte del tiempo no entendemos más que lo que nos comunican los sentidos después de haber pasado por los filtros de nuestra intuición y de las interpretaciones que otros hacen por nosotros. Conforme transcurren las generaciones la ausencia de evidencias hace que las interpretaciones antiguas vayan adquiriendo tal fuerza de realidad que se llegan a considerar como certezas, convirtiéndonos en esclavos de nuestros propios errores.

Pero, de vez en cuando, llegan algunos viajeros dispuestos a emplear a fondo su intelecto para derrumbar las interpretaciones que ya no soportan el peso de la realidad, colocando en su lugar nuevas estructuras de pensamiento capaces de desafiar la fuerza de la intuición con el respaldo de la evidencia.

Hace 200 años llegó a nuestro barco uno de esos raros viajeros. Traía en su equipaje una mente inquisitiva y una gran sed de entendimiento. Observó la realidad y le buscó una nueva explicación. Hace 150 años nos regaló una elegante interpretación de la realidad que ha soportado el peso de la evidencia de manera abrumadora.

Gracias Señor Darwin.

Wednesday, February 11, 2009

Me cuesta trabajo

Me cuesta mucho trabajo entender que jamás volveré a conversar con David. Sobre todo porque siempre fui yo el que disfrutó de su conversación y siempre fue él quien la procuró. Siempre, desde aquella tarde en que, siendo yo estudiante, repasaba los ejercicios de diseño de estructuras de concreto en un escritorio de la biblioteca de la escuela. Yo acostumbraba estudiar en los escritorios protegidos entre los estantes de libros, tratando de evitar ruidos y distracciones, cuando el muchacho que acomodaba los libros en los estantes se me acercó y me preguntó qué era lo que yo estaba estudiando.

–Diseño de estructuras de concreto, –le respondí, intentando descubrir por que el acomodador de libros me preguntaba eso.
–Eso ya lo sé –me dijo– ¿Estudias ingeniería o arquitectura?
–¡Ah! Ingeniería civil.
–Yo también, pero en la uni.
–¿Sí? ¿En qué grado estás?
–En sexto semestre. Pero trabajo aquí.
–Ya veo, –le dije, mientras pensé que quizá hacíamos demasiado ruido para estar dentro de la biblioteca– ¿Cómo ves si vamos a platicar un rato allá afuera? Me sirve para descansar un rato.

De ese encuentro fortuito nació una amistad muy grande. Con el tiempo conocí a sus padres, novia, amigos y casa. Seguimos en contacto incluso durante los tres años en los que me fui a vivir a una ciudad a más de mil kilómetros de Monterrey. Fui a su boda, con mi novia, y fue a mi boda con su esposa. Platicábamos sin cansarnos nunca. Siempre que dejábamos la conversación era porque ya no era posible continuar. En cierta ocasión le describí toda la obra de Asimov, sólo para descubrir, al terminar, que no le interesaba en lo más mínimo, pero que no dejaba de ponerme atención.

Lo cuento entre mis 6 mejores amigos. Pasó malas épocas. Creo que nunca vivió en la abundancia, pero era un tipo al que siempre le gustó aprender. Nunca coincidimos en opiniones y gustos. Creo que eso hacía las conversaciones con él tan interesantes. David manifestaba poseer un pragmatismo demasiado exagerado para mi gusto. Admiraba a los alemanes y a Hitler. Le gustaba leer, pero sólo compartíamos lecturas profesionales. Se sabía de memoria la segunda guerra mundial. Su papá decía que, escuchándolo hablar parecía que hubiera vivido en la Alemania nazi. Pero no pudo haber estado ahí. Nació en 1969.

Renunció a su primer trabajo como ingeniero para aceptar otro con mejores condiciones. Me comentó que su primer patrón, un doctor en estructuras que era muy buen maestro pero pagaba como si hiciera un favor y exigía como si pagara de verdad, se molestó mucho al recibir la renuncia. Meses después conocí al doctor por casualidad, cuando un contratista me llevó a su empresa para mostrarme el grado de avance que llevaba la ingeniería de cierto proyecto. Como David platicaba todo con mucho detalle, al entrar a esa oficina sospeché que era el sitio en el que él había trabajado tiempo antes. Al despedirme del doctor, le comenté que yo tenía un amigo que había trabajado con él. Cuando le dije el nombre, el doctor no paraba de deshacerse en halagos. David era brillante y tenaz. No lo digo yo. Lo dijo el jefe que se enojó al recibir su renuncia.

Cuando yo vivía lejos, solía recibir los chistes que mandaba por correo electrónico. Los imprimía y los pegaba en el pizarrón de la oficina de mi jefe. Todos llegaban y leían los chistes. Ya todos los conocían como “los chistes de David, el amigo de Toño”.

Cuando me casé, fui de luna de miel a Cancún. Aunque ya llevaba años casado, David decidió que era un buen momento para llevar a su esposa de luna de miel, y se fue a Cancún también. Las dos parejas nos encontramos allá y salimos juntos. Fuimos a cenar y después decidimos reventarnos. Queríamos ir a una disco que, decían los guías, era propiedad del Shuartzeneger, pero había una cola interminable para entrar, así que fuimos a la disco de enfrente, en la que había que pagar quinientos pesos a la entrada. Decidimos que pagaríamos quinientos pesos por única vez en nuestra vida para entrar a un antro, así que pedimos que nos tomaran una foto soltando el billete.

Durante algún tiempo trabajamos en un mismo proyecto, en la misma empresa, pero en áreas muy diferentes. Había que manejar más de 100 kilómetros desde el campamento del proyecto hasta Monterrey. En una ocasión David me llevó a Monterrey. Por ese entonces yo empecé a tener un problema familiar que cambió mi vida. Recuerdo que le dije a David como me sentía. Yo estaba derrotado y sentía que ya no podría volver a levantarme.

–No puedes hacer eso, Toñito –me dijo–, Tienes que ser como el papá de la película “La vida es bella”. Tienes que hacer como que todo es perfecto. Tienes que hacer que tu familia crea que todo es perfecto.

No he dejado de vivir una vida perfecta desde entonces.

Fuimos a cenar unos tacos, o algo así, en el pueblo en donde estaba la base de operaciones del proyecto. Estaba David, otro amigo de él y yo. David nos platicó todo lo que hacía los trabajadores de la cuadrilla que él supervisaba. Las conversaciones de la hora del almuerzo. Las bromas. Era una carcajada continua. Creo que hay muy pocas personas que puedan reír así estando sobrias. Era una carcajada contagiosa. Era un disfrute de la vida. Cualquiera que no lo conociera pensaría que no tenía problemas.

Pero los tenía. Y fuertes. Su situación económica nunca fue holgada. Se ganó cada peso que entró en su bolsa con talento y trabajo honrado. Siempre manifestaba preocupación por su futuro. En alguna ocasión se metió a estudiar una segunda carrera.

–Me gusta mucho la ingeniería civil, pero no paga bien.

Sí, empezó. Se inscribió en ingeniería mecánica, en la Universidad, hizo algunos semestres, pero no podía dedicarse mucho. Siempre estaba muy ocupado. Entre su empleo, los trabajos de ingeniería por su cuenta y la atención de su familia. En 2006 fui a la fiesta de su hijo. Llevaba la playera de la selección de Alemania.

–¡Je je! Ya sabes que es mi equipo.
–Tú deberías apoyar al Peje –le dije –, ¿Qué no lo comparan con Hitler?

No recuerdo una sola conversación en los últimos 10 años en los que no manifestara alguna preocupación por el futuro.

–Ya nos estamos haciendo grandes Toñito –solía decir –, y tenemos que hacer un patrimonio. Después de los 40, si te quedas sin trabajo ya no te contratas tan fácil. Hay que poner un negocito. Vender hamburguesas o algo así.

Hace unas semanas llamé a su oficina. No estaba pero después se reportó. Platicamos sobre varias cosas. La familia, los amigos. La preocupación por el futuro.

Pero David ya no tiene que preocuparse por el futuro. La semana pasada, un tumor en el cerebro acabó con su vida de 40 años. Me cuesta mucho trabajo ver este mundo como si David todavía estuviera en él. Se nota que falta algo importante. Me cuesta mucho trabajo, pero lo voy a hacer. Voy a vivir fingiendo que el mundo sigue siendo un lugar perfecto.