El mundo en que vivimos puede ser entendido como resultado de la confusión y el accidente, pero, si es el resultado de un propósito deliberado, el propósito tiene que ser el de un demonio. Por mi parte encuentro el accidente una hipótesis menos penosa y mas verosímil.
Bertrand Russell (Por que no soy cristiano)
---
Ya se ha comentado mucho el tema del astronauta de origen mexicano que viajó a bordo del transbordador Discovery en la misión a la estación espacial internacional. Fue especialmente polémica la entrevista de Carlos Loret de Mola al astronauta durante la misión y generó diversas reacciones, algunas de las cuales se refieren a la importancia que se le ha dado a la presencia de un tripulante hijo de mexicanos en esa nave, siendo que México lo único que hizo fue dificultar la vida de sus padres lo suficiente como para convencerlos del la conveniencia de buscar mejores oportunidades en los Estados Unidos.
En el blog de Loret de Mola hay un breve comentario sobre la entrevista y en los comentarios del blog se pueden leer las diversas reacciones de los lectores. Me sorprende que, por lo menos hasta hoy, los comentarios se centran en molestarse por el tipo de preguntas o por considerar mexicano a Hernández cuando es alguien que en realidad nació en Estados Unidos y, fuera de la influencia de sus padres y algún derecho legal, poco tiene de mexicano.
Las declaraciones que me interesan aquí son las relacionadas con la propia religión del astronauta. Me tomo la liberta de transcribirlas del blog de Dull:
CLM-“Oye José, estas más allá del cielo…que piensas de la existencia de Dios?”
JH-“Bueno yo siempre he sido un hombre de fe, soy un católico y al mismo tiempo soy un científico, yo siempre traigo mi escapulario, traigo mi Cristo conmigo que ha sido bendecido por el padre de nuestra iglesia y en fin soy un hombre de mucha fe”.
CLM-“Estar allá crece tu fe por la distancia o estar envuelto en tanta ciencia disminuye tu fe en lo desconocido, en Dios?”
JH-“No para mi yo creo que no disminuye mi creencia porque uno puede ver aquí con sus propios ojos la maravilla de nuestro mundo, de lo que es la atmósfera, algo muy delgadito que es lo que nos mantiene en vida, uno puede ver todas las estrellas y decir, no es posible que esto nomás fue por casualidad, yo creo que hay un plan grande, un poder que tal vez nosotros aun no comprendemos y eso es lo que me hace creer en mi fe”.
Lo que sigue es mi opinión personal:
Que Hernández es una persona admirable en muchos aspectos es cierto. Que es un científico también puede ser (en realidad es un ingeniero electricista con maestría, que alguna vez participó en el desarrolló de equipo médico de vanguardia). Pero lo que no puede asumirse es que su explicación creacionista es una explicación científica. Es la simple expresión de un deseo y de una creencia personal muy arraigada, como el mismo lo dice al expresar “yo siempre he sido un hombre de fe, soy un católico”.
La expresión de Hernández no deja de ser la tradicional explicación por omisión del “dios de los vacíos” con el debilitante añadido de que muchas de las cosas que menciona (como las estrellas) tienen explicación como consecuencia de leyes naturales que en la actualidad conocemos perfectamente.
Por otro lado, la explicación divina del origen y control del universo es incompatible con la creencia en un dios bueno e inteligente, y con la realidad. La naturaleza presenta muchos aspectos que no pueden ser explicados con la idea de que un dios infinitamente bueno, inteligente y poderoso creó y cuida de todo. Tener a la vista la superficie terrestre a 400 kilómetros de distancia y su contraste con el fondo estrellado del resto del universo puede resultar inspirador y hacernos sentir lo suficientemente poéticos como para expresar nuestra admiración, pero esa maravillosa vista no puede explicar la existencia de la deidad en que creen los cristianos al mismo tiempo que los huracanes, los terremotos, enfermedades infantiles y un largo etcétera.
Hay una anécdota según la cual Laplace, en respuesta a Napoleón Bonaparte, expresó que para explicar el universo no era necesario recurrir a la hipótesis de Dios, provocando la famosa réplica del matemático Lagrange en el sentido de que la hipótesis de Dios “es una bella hipótesis, ya que explica muchas cosas”.
Es correcto que la hipótesis de Dios podría explicar muchas cosas, pero antes necesita ser demostrada en forma independiente. Pretender que la existencia de hechos sin explicación obliga a concluir que Dios existe es caer en un error lógico. Error demasiado común, por cierto.